jueves, 17 de enero de 2008

Lobezno, o de cómo perfilar un personaje

Cuando se le encomendó a Chris Claremont iniciar una saga de Lobezno, el carismático superhéroe no pasaba de ser un matón de segunda, un personaje plano y rudo que apenas había calado entre los lectores de los X-Men. Sin embargo, Claremont, ayudado por el dibujo poco virtuoso pero efectivo de Frank Miller, lo clavó al centrar la serie no tanto en el animal que era el héroe como en el hombrecillo de un metro sesenta que había detrás. Lobezno/Logan es una recreación del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. A partir de Honor (Claremont y Miller, 1982), todo el mundo ha querido ser el lobo de las garras de adamantium con corazón de oro.

1 comentario:

Anna Soler dijo...

me siento lobezna...a veces